El nombre de "piedra ficta", piedra hincada, parece estar relacionado con
posibles límites en forma de hitos de pueblos prerromanos.
Posteriormente, en la Edad Media, fue lugar estratégico para los Condes
de Luna y los Quiñones. Y actualmente, uno de los principales núcleos de
población de la comarca.
Destaca su arquitectura tradicional en torno a la Ermita del Carmen y la
Casona de los Ramiros, su Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena y
el entorno del pueblo con su pinar centenario y conjunto botánico.