Desde muy antiguo pastores y ganados han buscado alimento moviéndose de norte a sur en la Península.
A partir del S.XIII, con la creación del Honrado Concejo de la Mesta por el rey Alfonso X se fija una red de caminos que
aseguran el transporte del ganado merino y el disfrute de los pastos de los extremos.
Uno de estos caminos es la Cañada Real La Vizana que unía los puertos de verano de la comarca de Babia (León) con
las dehesas de Trujillo (Cáceres).
Cañada que en algunos tramos coincide, aunque hay que saber diferenciar, con la Vía de la Plata. Mientras que la Vía
de la Plata era una vía de comunicación rápida y directa entre importantes ciudades romanas (Astorga-Mérida), la
cañada es camino pero es alimento para el rebaño, puesto que el ganado debe moverse lentamente alimentándose a su
paso.
Así, la cañada ha de proveer recursos a grandes rebaños de
más de mil cabezas de merinas, por lo que la cañada ha de
disponer de una anchura de unos 75 metros. De ella partían
ramificaciones secundarias a otras comarcas llamadas
cordeles, de unos 37 metros de anchura, y otros caminos
menores o veredas, de algo más de 20 metros de ancho.